Arturo Uslar Pietri y el Modernismo

Argelia Bravo.

El modernismo surge entre 1890 y 1910 como una reacción contra los excesos y las deformaciones de un Romanticismo que a finales del siglo XIX ya se encontraba en franca decadencia. Con el debilitamiento de la corriente romántica, algunos poetas hispanoamericanos se dieron a una tarea de rescate y renovación de la lengua literaria, que en esos momentos se encontraba agobiada por el peso de una gran cantidad de expresiones retóricas, de lugares comunes, de frases hechas y de imágenes desprovistas de brillo e imaginación poética. En la poesía modernista se pueden encontrar temas como el culto a la belleza, por ejemplo en contraste con la naturaleza silvestre del romanticismo, la naturaleza en el modernismo es domesticado y cuidado como los jardines franceses.
Esta reacción llevó consigo la necesidad de crear un nuevo lenguaje y unas nuevas formas, lo que se tradujo en una reelaboración de la lengua poética, que alcanza sus momentos cumbres en la figura y personalidad de uno de los autores más singulares de la literatura latinoamericana, entre ellos Rubén Darío como el mayor representante. Junto a esta innovación del lenguaje literario, resaltan en el modernismo otros rasgos distintivos: individualismo o subjetivismo; búsqueda de la originalidad; universalismo; sensualidad; evasión del materialismo existente.
Dentro de los representantes del modernismo, se puede mencionar a Arturo Uslar Pietri, quien nació en Caracas, el 16 de mayo de 1906,  Está considerado entre los más destacados escritores latinoamericanos Del siglo XX. Su obra literaria abarca diferentes géneros: el cuento, la novela, el teatro, el ensayo y la poesía. También  se dedicó al periodismo, a la abogacía, a la producción televisiva y a la vida política.
Gano importantes premios por su destacada obra, incluyendo el Premio Príncipe de Asturia (1990), y el premio Rómulo Gallegos (1991), Uslar Pietri ha sido el único venezolano en recibirlo. Murió el 26 de febrero de 2001, a los 94 años de edad.  
Arturo Uslar Pietro logra en cada nuevo libro de cuentos el crecimiento en cuanto a la técnica y el dominio expresivo, sus  cuentos fueron: Barrabás y otros relatos (1928), Red (1936), Pasos y pasajeros (1946), Treinta hombres y sus sombras (1949), La lluvia y otros cuentos (1967), Treinta cuentos (Antología) (1969),  El prójimo y otros cuentos (1978) y Los ganadores (1980).
En el cuento “La lluvia” aunque se perciben rasgos criollistas, esto no le quita en absoluto su cualidad cosmopolita.  El revestir de ambiente mágico un tema tradicionalmente criollista como la sequía lo coloca dentro del realismo mágico.
Presenta una descripción de la sequía, bastante  detallada,  cuya intención no es lanzar una protesta social, sino convertir la sequía en un símbolo de la aridez de un matrimonio.  La aparición misteriosa del niño alivia esa aridez a tal punto que cuando él desaparece, Jesuso y Usebia apenas se dan cuenta de que ha empezado a llover. Es decir, que un fenómeno de la naturaleza va cediendo su importancia a un valor humano, todo lo contrario de lo que ocurre en tantos cuentos criollistas.
Abate (1998), trata de demostrar la existencia de una continuidad entre el modernismo y el realismo mágico, considerándoles partes integrantes de lo que él llama tradición literaria hispanoamericana.   Por esta razón, es  difícil considerar la rica vertiente fantástica y surrealista de la literatura del mundo hispánico del siglo veinte como un fenómeno separado de la tradición ocultista modernista. 
Explica que  “El interés de los modernistas por lo irracional, su alusión a nociones ocultistas tales como la alquimia y la magia, por ejemplo, pueden sentirse en la vena fantástica de la contemporánea ficción y poesía latinoamericanas”.
Arturo Uslar Pietri usó el término para referirse a una nueva tendencia en la literatura hispanoamericana en la que la realidad coexiste con la fantasía. Surgió entre 1930 y 1940, y llegó a su auge en las décadas de 1960 y 1970. En las novelas y cuentos mágico-realistas, el narrador presenta hechos improbables, oníricos e ilógicos de manera natural, sin asombrarse por ellos ni darle al lector una explicación como si pertenecieran a la realidad.
En el cuento la lluvia el realismo mágico proviene tanto del niño Cacique como del estilo de todo el cuento. Aunque no hay nada extraordinario en el comportamiento del niño, su aparición y su desaparición repentinas junto con otros detalles hacen pensar en el espejismo. Además de su función simbólica, Cacique parece capaz de apagar el fuego de la sequía.
En este cuento Arturo Uslar Pietri presenta la historia de unos personajes llamado Jesuso y Eusebia, quienes vivían en el campo, eran pobres, su casa era humilde, no tenían hijos, con mucha frecuencia discutía. Tenían preocupación porque el verano era muy fuerte y todo estaba seco por el inclemente sol.
Orinando, recita una historia infantil: “...y se rompió la represa... y ha venido la corriente...” Después Usebia lo manda a buscar agua (¿la hay?) en la quebrada. Lo identifica con el viejo perro desaparecido y el uso de las palabras “imagen” y “cuadro” en la frase siguiente también sirven para deshumanizarlo y convertirlo en una especie de duende: “...la luz situaba la imagen del muchacho dentro del cuadro familiar y pequeño del rancho”. Los mismos protagonistas entran a veces en este mundo mágico.  Usebia dice que Jesuso “vive como si estuviera muerto”. Ella misma se mueve “mecánicamente en una imaginaria tarea”.
El estilo de Arturo Uslar  Pietri es fundamentalmente impresionista sobre todo simbolista y de un simbolismo renovado. Es muy raro que el cuentista señale de modo directo, así desaparecen las pinceladas objetivas del criollismo. El cuento “La lluvia” está narrado en tercera persona, ya que el autor nunca se integra al cuento.  Además, es un narrador omnisciente, ya que sabe lo que siente y piensa cada persona Por consiguiente, se está presente  ante una manera diferente de concebir y plasmar el elemento expresivo.
Para Uslar Pietri, el modernismo latinoamericano es la más visible muestra de combinación e impureza que caracteriza el mestizaje cultural.  En efecto, expresa que, “los hombres que dieron el paso inicial para romper con el pasado y la tradición literaria: Darío, Silva, Gutiérrez Nájera, Casal, Herrera y Reisig, Lugones, entre otros,  pretendían romper amarras con lo hispanoamericano para incorporarse en cuerpo y alma a una cierta zona y hora de la literatura de Europa. Habían recibido noticia de los decadentistas, de los parnasianos y simbolistas franceses… Todo el decorado, todas las innovaciones métricas vinieron en ellos a yuxtaponerse sobre su impuro romanticismo americanizado, sobre sus reliquias y atisbos de la vieja poesía castellana…”
Todo el cuento subyace de la pura realidad en que los pobres campesinos estaban sofocándose en la pobreza y la miseria. Se ahogaban por la falta de agua que quemaba cada semilla que plantaban. En esta medida, el título es indicador porque proporciona información para reflejar un ámbito especial en el cual colabora el elemento referencial (la aridez y la sequedad) que se asocia simbólicamente con la soledad e infertilidad.
En lo simbólico del título la lluvia representa la renovación, tanto para la tierra como para la vida seca y desgastada de la pareja de campesinos, En un Artículo publicado por el Banco Republica de Colombia,  explica  que “la mezcla de términos que intensifican y otros que alivian la sequía es  “verdaderamente ingeniosa”. El autor maneja las palabras caloríferas con tanto talento que logra crear un cuadro digno de compararse con el de la “Rima del viejo marinero” de Coleridge: “as idle as a painted ship upon a painted ocean”.  El contraste irónico de las palabras y frases líquidas hace sentir más la sequía lo mismo que el ambiente mágico: “árboles que sonaban a lluvia”, “eco húmedo”, “algo que fluía como la sangre de una vena rota”, “fuente que brotaba”, “ruidos como burbujas”.
La abundancia de símiles, metáforas y frases que se introducen con “como si...” no sólo atestiguan la procedencia vanguardista del autor, sino que también refuerzan el ambiente mágico del cuento. Entre las imágenes novedosas, merecen destacarse: “sombra acuchillada de láminas claras”, “sombras de árboles” (las nubes) y “hojas vidriosas”.  Las descripciones alternan con los distintos diálogos y el punto de vista cambia entre el autor, Usebia y Jesuso.
Por medio de una técnica experimental, Uslar Pietri logra crear un cuadro inolvidable de una sequía latinoamericana en que los personajes llegan a humanizarse a pesar de su sufrimiento. Su propósito queda claro. Por mucho que le embrutezca el ambiente, el hombre tiene que conservar su dignidad humana.
Los autores y críticos coinciden en que el Modernismo, como movimiento literario, se caracterizó de acuerdo con los siguientes elementos o rasgos diferenciadores: Amplia libertad creadora, sentido aristocrático del arte: rechazo de la vulgaridad, perfección formal, cosmopolitismo: el poeta se considera como ciudadano del mundo, está por encima de la realidad cotidiana, disposición intelectual hacia  todo lo nuevo,  correlación con otras manifestaciones artísticas y expresiones de la creación humana (aproximación de la literatura a la pintura, la música, la escultura).
Además el gusto por los temas exquisitos,  pintorescos, decorativos y exóticos: la mitología, la Grecia antigua, el Lejano Oriente, la Edad Media, entre otros, práctica del impresionismo descriptivo (descripción de las impresiones o emociones que causan las cosas y no las cosas en sí mismas), renovación de los recursos expresivos: supresión de vocablos gastados por el uso; inclusión de vocablos musicales y de uso poco frecuente; simplificación de la sintaxis; aprovechamiento y primacía de las imágenes visuales, renovación de la versificación; se le otorgó mayor flexibilidad al soneto. Se dio preferencia a la versificación irregular, el verso libre y a la libertad estrófica que dieron a la poesía variedades y expresiones desconocidas
El más auténtico rasgo de modernidad del cuento la Lluvia procede de la invitación y estímulo de participación que recibe el lector, este se pasea dentro del cuento percibiendo la habilidad del montaje de la fortaleza cuentística, penetrando en las relaciones íntimas de sus componentes y captando los secretos de una sólida construcción.
Mucha razón tiene Uslar Pietri cuando afirma que “el modernismo no es un episodio aislado, su voluntad de mezcla y de incorporación aluvional sigue activa en el desarrollo de la literatura de la América Hispana”. En efecto, años más tarde, Nicolás Guillén, otro poeta, bien lejos y alejado del modernismo, también expresa en su poema El Apellido el mestizaje constitutivo y fundamental.

Referencia Bibliográfica

ABATE Sandra (1998), El Modernismo, Rubén Darío y su Influencia en el Realismo Mágico. Bahía Blanca, Universidad Nacional del Sur.  Disponible en: http://magazinemodernista.com/2009/04/11/el-modernismo-y-el-realismo-magico/
ALONSO, María Rosa (1969), El Cuento y la Novela de Uslar Pietri.  Editorial Ínsula, Madrid.  
ARTICULO (s/f), El hombre y su machete acaban de limpiar la quinta calle del bananal". O desde el caballo hasta el gato: realismo mágico en el cuento hispanoamericano a partir de El hombre muerto (1920) de Horacio Quiroga. Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel Arango. Colombia. Disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/real/real2a.htm

USLAR PIETRI, Arturo (1996),  La Invención de América Mestiza (Compilación y Presentación de Gustavo Luis Carrera). Primera Edición, Fondo de Cultura Económica. México.

_________________(1982), Educar para Venezuela, Editorial Lisbona.

____________________(1967), La Lluvia y otros Cuentos. Editorial Zigzag, Santiago de Chile.
USLAR PIETRI, Arturo, y PADRON Julián (1940), Antología del Cuento Moderno Venezolano (1895-1935). 2 vols., Escuela Técnica Industrial, Caracas

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